En varios estudios iniciales pequeños (estudio 4, 5 y 6) se probó la seguridad de la luz LED. Se observó que mejoró la piel envejecida sin presentar efectos adversos.
En uno de los estudios clínicos más significativos y mejor diseñado (estudio 7), se aplicó luz LED roja (633‐nm, 126 J/cm2, 55 mW/cm2, 20 minutes), infrarroja-cercana (830‐nm, 66 J/cm2, 55 mW/cm2, 20 minutes), o ambas juntas, para mejorar la apariencia de la piel en 76 personas con arrugas. El tratamiento se llevó a cabo 2 veces por semana durante 4 semanas. La luz infrarroja-cercana (830nm) fue especialmente eficaz estimulando la producción de colágeno y reduciendo las arrugas, mientras que la luz roja (633nm) también redujo la producción de melanina (el pigmento de la piel). Con la combinación de ambas se consiguió una reducción del 36% en las arrugas y un aumento en la elasticidad de la piel del 19%, además de una reducción de marcadores inflamatorios.
Además, varios estudios pequeños muestran la eficacia de dispositivos específicos para uso profesional. En uno de ellos (estudio 8) con 31 participantes, se combinó la luz roja (633 nm, 126 J/cm2) e infrarroja-cercana (830nm, 66 J/cm2). Se observo una mejora en las arrugas periorbitales (o patas de gallo) y de la complexión de la piel en un 81% de los sujetos tras 12 semanas de tratamiento.