Las radiaciones solares, el tabaco, y los contaminantes ambientales, entre otros factores, pueden dar lugar a la generación de radicales libres en las células de la piel. Los radicales libres son moléculas inestables que causan daño en las proteínas y material genético (ADN) y llevan al deterioro y envejecimiento de la piel.
Los antioxidantes como la vitamina C mantienen a los radicales libres bajo control, tal y como indican en este estudio. Los antioxidantes pueden dar un electrón a un radical libre, deteniendo así el efecto dañino de los mismos. Esta actividad antioxidante es de gran importancia en la epidermis (capas externas de la piel), donde la vitamina C se concentra. A parte de la vitamina C, otros antioxidantes incluyen defensas enzimáticas endógenas (catalasa, glutatión peroxidasa y superóxido dismutasa), así como otras defensas no enzimáticas (vitamina E, glutatión, ácido úrico y retinoides).
La vitamina C es particularmente eficaz para reducir el daño oxidativo de la piel cuando se usa junto con vitamina E según este estudio científico. Quizás, debido a su capacida de prevenir la oxidación de la vitamina E, la cual a su vez actúa como neutralizador de radicales libres.